De un tiempo a esta parte me he descubierto ante mi necesidad de buscar algo más en todo aquello de lo que me rodeo o a lo que accedo. En un mundo en el que pareciese que el paso del tiempo es más un peso que un paso hacia algo más relevante e importante, se tiende a emborronar el pasado y levantar un futuro en un presente completamente limpio de referentes. Esto suele dar lugar vernos ante objetos vacíos, sin más brillo que el de cristales relucientes o el de metales pulidos. Por ello, ante todo aquello que ha sido desarrollado sobre su propio pasado y ha sabido crecer con el paso del tiempo, perfeccionándose, es ante lo que me descubro y me maravillo. Este es el caso del Gran Hotel La Perla, un establecimiento hotelero de cinco estrellas, que ha sabido crecer enraizándose en una historia plagada de hitos. Poder disfrutar de espacios que sirvieron de inspiración para grandes hombres y mujeres que se alojaron en este distinguido establecimiento es para mí, sin duda, una experiencia que realmente merece la pena. Nuestro paso por la capital navarra, fue una oportunidad perfecta para disfrutar ella.